Las cobayas necesitan:
Acceso a todo, por ejemplo, espacio, comida, agua, escondites seguros, cobayas de compañía, juguetes.
Juguetes seguros para jugar y masticar, y oportunidades regulares de jugar con otras cobayas o personas amistosas.
Son curiosos
Si se aburren y no tienen nada que hacer, pueden sufrir. Las cobayas son muy sociables y necesitan relacionarse con otras cuyes amistosos. Muchas disfrutan interactuando con las personas.
Acceso constante a lugares seguros para esconderse, tubos y refugios, para estar solos, esconderse y escapar si sienten miedo.
Debe haber suficientes lugares para que todos se escondan simultáneamente. Las cobayas deben ser capaces de evitar las cosas que las asustan.
Como son una especie de presa, deben poder esconderse en un lugar seguro, lejos de la vista y el olor de los depredadores, por ejemplo, zorros, gatos, perros y aves de presa.
Oportunidades de hacer ejercicio a diario para mantenerse en forma y saludable. Los Cuyes son animales activos, tanto de día como de noche, y necesitan oportunidades frecuentes de hacer ejercicio.
Materiales adecuados que permitan un comportamiento de túnel, como tuberías y zonas profundas de heno.

Ser observador
Si el comportamiento de su cobaya cambia o muestra signos de estrés o miedo, pida consejo a un veterinario o a un especialista en comportamiento animal, podría estar angustiado, aburrido, enfermo o herido.
El comportamiento de las cobayas depende de la edad, la personalidad y las experiencias anteriores.
Las cuyes que están asustadas o sufren pueden cambiar su comportamiento o desarrollar hábitos no deseados, por ejemplo, agresividad o esconderse.
Los signos de que una cobaya puede estar sufriendo estrés o miedo
Permanecen escondidos la mayor parte del tiempo, mastican los barrotes de la jaula, acicalarse en exceso, alterar sus hábitos de alimentación o de ir al baño, beber en exceso o jugar con la botella de agua, sentarse encorvada, ser reacia a moverse y dar vueltas repetidamente en su recinto.
Amabilidad
Sé tranquilo y amable con ellas. Jamás les grites ni golpees, ya que es muy poco probable que te entiendan y pueden ponerse más nerviosos o asustados.
Si el comportamiento de tu cobaya se convierte en un problema constante, pide consejo a tu veterinario o a un especialista en comportamiento animal.